Esto nos recuerda que nuestras palabras pueden construir y edificar a los demás, o pueden destruir y derribarlos. La Palabra de Dios es más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra profundamente en nuestras almas, discerniendo nuestros pensamientos e intenciones. Nos desafía a vivir según la voluntad de Dios, https://www.youtube.com/shorts/BtYB6XhAORw